sábado, 7 de diciembre de 2013

"Papá, ¿por qué Mandela estuvo en la cárcel?"

     "Papi, ¿por qué Nelson Mandela llevaba el número 4-6-6-6-4?", me preguntó ayer mi hijo. "Porque a los presos les adjudican un número cuando están en prisión", le dije. Abrió, más si cabe, sus inquietos ojos de niño de 9 años y con un enorme gesto de sorpresa repreguntó: "¿Estuvo en la cárcel? Pero, ¿Mandela no era bueno?" Me recorrió un escalofrío por toda la espalda mientras le decía: "Estuvo casi 28 años en la cárcel por defender la igualdad entre blancos y negros en su país. Muchas veces los hombres somos injustos y cometemos injusticias y hombres buenos, muy buenos, las sufren por defender a los que no se pueden defender". "¡Ah!", exclamó mientras apartaba su mirada de mí y siguió pegando sus cromos en el álbum.
     Ayer, como un niño de 9 años, seguimos todos nuestras vidas, perdidos en nuestras rutinas, preocupados por mil…, ¿problemas?


     Ayer de fondo, no tan lejos por un día, el primer día en que ya no estaba vivo, sonaba una y otra vez el nombre de Nelson Mandela, el hombre que luchó contra la dominación de los blancos, pero que dijo que "también he luchado contra la dominación de los negros". Soñó con la idea de "alcanzar una sociedad democrática y libre en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con las mismas oportunidades. Este es el ideal por el que quiero vivir y espero alcanzar. Pero si fuese necesario, sería un ideal por el que estaría dispuesto a morir".
     En todas las épocas no nace un Nelson Mandela pero para siempre nos quedará lo que sí me gustaría que quedara en mi hijo y en todos los hijos: la filosofía de vida de Madiba.
  • No soy un santo. Al menos que para ti un santo sea un pecador que simplemente sigue esforzándose.
  • Porque ser libre no es solamente desatarse las propias cadenas, sino vivir de una forma que respete y mejore la libertad de los demás.
  • Todo parece imposible hasta que se hace.
  • La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre.
  • Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay muchas otras montañas por escalar.
  • Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar, el amor llega al corazón humano de forma más natural que el odio.
  • Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con tu enemigo. Entonces se convierte en tu socio.
  • No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en que se trata a sus niños.
  • Como la esclavitud y el apartheid, la pobreza no es natural. Es obra del hombre y puede ser superada y erradicada por las acciones de los seres humanos.
  • La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.
     Y sólo hay algo mejor que una buena imagen y es aquella que ilustra unas bellas y sabias palabras. En la película "Invictus", su director Clint Eastwood, pone imágenes al poema de William Ernest Henley. Las que leyó Nelson Mandela en su diminuta celda durante su injusto cautiverio de casi 28 años. Muy pocos somos capaces de ser el amo de nuestro destino, el capitán de nuestras almas. Nadie como Mandela las asumió como propias, pocos son capaces de perdonar al ser víctimas de tan brutal y despiadada injusticia.





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